Perder media hora en París
- May 6, 2015 by adcvintage in evento,Viaje,Vintage

A medida que pasaban los días el tiempo se hacía más corto y el final de las vacaciones quedaba ya más cerca que el principio.
Supongo que una sensación que todo el mundo experimenta cuando se va de viaje. Al principio parece que te queda una vida por delante, grandes momentos que pasar, espectaculares sitios que ver,…Y cuando van pasando los días caes en la cuenta de que todo ese tiempo que creías tener, ya no es tanto, y tú todavía con mil cosas que hacer y mil sitios que visitar. Por eso a estas alturas ya habíamos decidido que no se puede perder media hora en París.
¿Nuestra primera parada? Pues bien tempranito al Grand Palais en busca de la entrada que nos diese acceso a la exhibición de Hokusai. La decepción del otro día no nos libraría de llevarnos otra nueva en nuestro tercer intento. Una buena cantidad de gente repartida entre las colas de los “sin ticket”, los “con ticket de internet”, y los “con invitación”. Así nos dividíamos, y eso sí, ninguno se libraba de permanecer durante un buen rato en su cola correspondiente. Siendo el primer grupo el más perjudicado dada la preferencia que mantenían a la hora de entrar los otros dos grupos.
Aprovechamos para tomar un café mientras hacíamos un rato la cola, pero nada más, ante el poco avance decidimos retirarnos y hacernos a la idea de que esta actividad no era una de la íbamos a disfrutar.
En París la falta de museos no va a ser nunca un problema. Así que nada, directos al Museé d’Orsay, situado a orillas del Sena, y emplazado en una estación de tren construida a finales del siglo XIX. Abrió sus puertas en el año 1986, y sus exposiciones permanentes tratan principalmente el arte francés de la segunda mitad del siglo XIX hasta principios del siglo XX. Eso sí, contiene la más extensa colección de grandes piezas del impresionismo y post- impresionismo del mundo; con autores de la talla de Monet, Manet, Degas, Renoir, Gauguin y Van Gogh, entre muchos otros.
¡Un espacio increible para visitar!
Antes de abandonar el museo la siempre inevitable visita a la tienda del mismo en busca de algún recuerdo. En una mesa encontramos los catálogos referentes a la ya olvidada exhibición de Hokusai, y es que, al formar ambos museo parte de la red de museos nacionales, comparten este tipo de material. ¿Por qué no comprar uno? No para engañar a nadie, intentar demostrar que estuvimos allí aunque no fuese cierto. Pero si era verdad que quizás como recuerdo merecía la pena. Preguntamos por algunos de los catálogos que tenían, algunos catálogos integrales de tapa dura, otros algo menos extensos y de tapa blanda, algunos librillos tamaño postal, todos en idioma francés. Todo esto nos llevo a hablar con algunas de las personas que trabajaban en la tienda. Hasta el momento en el que una de las cajeras de la tienda, una señora de rasgos orientales y por supuesto, dado su puesto de trabajo, con manejo de un sin fin de idiomas entre ellos el inglés, llamó nuestra atención para que nos acercásemos a ella. Su pregunta, tal cual se produjo: “Do you want to go to Hokusai?”
Ante esta pregunta, ¿qué hacer? Pues no mucho más que sonreir y asentir sin intentar parecer descortés ante lo que en un primer momento no parecía ser más que una broma de la amable señora y el resto de sus compañeros de trabajo. Hay que decir que aunque no se hiciese entender muy bien en inglés, esta señora de nacionalidad laosiana, y con una edad dificil de determinar, pidió ayuda a sus compañeras para hacernos comprender que más allá de lo que nosotros pudiésemos pensar, estaba hablando totalmente en serio. Simplemente le llamó la atención nuestro interés en el autor japonés y su exhibición. Y siendo ella una gran aficionada al mismo, decidió, sin conocernos absolutamente de nada, ofrecernos la posibilidad de entrar con ella al Grand Palais sin hacer cola al día siguiente, penúltimo día de exhibición (y probablemente con un lleno absoluto), siempre y cuando estuviésemos en la entrada del recinto a las 14:00 hrs. Para evitar malos entendidos, y utilizando una servilleta, anotó la información más importante del encuentro: su nombre y apellidos por si teníamos que preguntar por ella, el sitio en el que nos veríamos al día siguiente, y la hora de la cita.
Hay que reconocer que, ante las risas de sus compañeras mientras presenciaban la escena, no albergamos muchas esperanzas de que todo esto no quedase en una broma. Pero también teníamos claro que estaríamos allí a la hora que nos había dicho.
Fuese para bien o para mal, ¿qué más daba perder media hora París?
Amsterdam nos quedaba algo lejos de aquí, y ante las ganas de disfrutar de algunos canales en el centro de una gran ciudad, no nos quedaba otro remedio que acudir a uno de los sitios con más encanto de París, el Canal Saint Martin. Una estupenda zona para dar un paseo, almorzar, y tomar un café en cualquiera de las varias terrazas de la zona.
Llegaba la tarde, y con ella nuestra visita a sitios muy interesantes y que hacen que te queden esas ganas de volver a la ciudad para explorarlos más y mejor. Lugares como el Passage Jouffroy, el Passage des Panoramas, la Galerie Vivienne, el Passage du Perron y la Galerie de Valois, acabando en el Palais Royal, conforman un recorrido estupendo de norte a sur con sitios magníficos que hacen que todo el tiempo del mundo no sea suficiente.
Y de aquí rumbo al este por la calle Ettiene Marcel, pasando por Rue Montorgueil, hasta nuestra última visita del día en el Centre Georges Pompidou. Un edificio del año 1977 que incluye un centro de investigación musical y acústica, una biblioteca con capacidad para 2.000 personas y, por supuesto, el Museo Nacional de Arte Moderno, con unas 100.000 obras en su colección, que la convierte en una de las más completas del mundo en cuanto a arte contemporáneo y moderno se refiere, junto con el MoMA de Nueva York y la Tate Modern de Londres.
Entre las cosas a destacar, la magnífica exhibición que tenía lugar en estas fechas del artista conceptual estadounidense Jeff Koons.
Llegado este punto sólo nos quedaban dos días de vacaciones, el día siguiente lo aprovecharíamos para ver a unos amigos que nos visitaban desde la ciudad de Lille, en el norte del país. Cita ineludible a las 14:00 hrs en el Grand Palais en busca de una oportunidad para entrar a la exhibición de Hokusai, sin mucha esperanza la verdad. Y un magnifico paseo en barco por el río Sena al atardecer. Por mucho que uno quiera, no hay forma de aburrirse, de no tener nada que hacer, no hay forma de perder media hora en París.